lunes, 31 de diciembre de 2012

¿Puedo beber alcohol si estoy medicándome?



 

Aquí va mi última información para este año 2012 con la intención de que, si algo de lo que indica que es bueno para la salud no os gusta, lo ignoréis ya que   

¡Un día es un día!   

Y, además, va a hacer que nos sintamos muchísisissisimo mejor por haber transgredido algo en este año que nos deja. 


¿Puedo beber alcohol si estoy medicándome? 
Ángeles López | Madrid





Esta noche junto con las 12 uvas seguramente brinde con una copa de vino, cava o champán para recibir el nuevo año. Además, muchas personas aprovecharán para salir de fiesta y estrenar 2013 con música, risas y alcohol. Seguramente, más de una esté tomando algún tratamiento y se pregunten cómo les puede afectar esa mezcla a su cuerpo. Probablemente muchas pensarán que por una noche no pasa nada pero, ¿es realmente así?
José Antonio González Correa, profesor de Farmacología y Vicedecano de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga, responde para ELMUNDO.es las dudas más habituales sobre el consumo de alcohol y fármacos:

¿Con qué fármacos se debe evitar el alcohol?

Antibióticos, antituberculosos, analgésicos, depresores del sistema nervioso central, inhibidores de la monoaminooxidasa, antihistamínicos, hipoglucemiantes orales, son grupos farmacológicos que pueden interaccionar con el alcohol. El alcohol interactúa con una importante cantidad de medicamentos.
En función de cómo sea la ingesta, así será su efecto. Beber esporádicamente alcohol inhibe el metabolismo hepático de algunos fármacos, es decir, cambia el modo en que el hígado procesa y elimina esos medicamentos. Al disminuir su metabolismo, aumenta su actividad. En cambio, la ingesta regular de elevadas cantidades de alcohol aumenta el metabolismo de los medicamentos y reduce su efectividad.
Por ejemplo, la interacción del alcohol con algunos antiepilépticos puede tener importantes consecuencias, en ocasiones disminuye su eficacia y genera un mal control de la enfermedad. Pero no hay que olvidar que, por sí mismo, el etilismo agudo puede precipitar una crisis convulsiva en cualquier persona.
Los pacientes que consumen anticoagulantes orales deben evitar la bebida. El metabolismo de acenocumarol [más conocido como Sintrom] o de warfarina, dos ejemplos de anticoagulantes, puede disminuir y por tanto aumentar su efecto lo que puede derivar en la aparición de hemorragias. Sin embargo, la ingesta crónica de alcohol favorecería la ineficacia de estos tratamientos.

¿Es cierto que beber disminuye el efecto de los antibióticos?

Efectivamente, cuando se toma esporádicamente, el alcohol aumenta el metabolismo hepático de estos fármacos y disminuye su concentración en sangre, por lo que su presencia en el lugar donde debe de hacer efecto es menor y también lo es su eficacia. Esta falta o disminución de efecto se puede dar en macrólidos y quinolonas, que se usan para tratar infecciones de garganta, urinarias o respiratorias.
Por otro lado, con algunas cefalosporinas, antibióticos pertenecientes al grupo de beta-lactámicos, la ingesta de alcohol precipita la aparición de una serie de síntomas. Se conoce como efecto antabús o efecto tipo disulfirán y se trata de manifestaciones clínicas que pueden ser leves o graves, y que van desde rubor facial (cara colorada), náuseas, vómitos, ansiedad, hasta incluso taquicardia, hipotensión, insuficiencia respiratoria o encefalopatía.
El efecto antabús puede aparecer también con el uso de metronizadol (antibiótico anaerobicida y antiprotozoario), muy utilizado en las infecciones bucodentales o en óvulos vaginales para tratar ciertas infecciones.
El metabolismo de la isoniacida (tuberculostático) aumenta con la ingesta crónica de alcohol, disminuyendo su eficacia.

¿Genera algún problema mezclar antiinflamatorios y alcohol?

Tanto los antiinflamatorios no esteroideos (por ejemplo, el ácido acetilsalicílico, ibuprofeno...) como los esteroideos (prednisona, etc.) sumados al alcohol son gastrolesivos, es decir, producen pequeñas lesiones en la mucosa gástrica que provocan epigastralgia (dolor de estómago), pirosis (sensación de quemazón a nivel retroesternal causada por el reflujo del contenido gástrico hacia el esófago) e incluso, en casos de ingestión crónica (de los antiinflamatorios), la aparición de úlceras y hemorragias digestivas (principal complicación de la úlcera gástrica o duodenal).

¿Y con los analgésicos?

El principal problema se centra en el paracetamol. El alcohol aumenta la actividad enzimática del hígado y, en el caso del paracetamol, este incremento de su metabolismo se traduce en la aparición de un metabolito (una sustancia producto de la transformación que sufre el fármaco en el hígado). Curiosamente, este metabolito es un importante tóxico para el propio hígado.
El consumo de paracetamol debe realizarse de forma cuidadosa en todas las ocasiones, se recomienda no superar la ingesta de 4 g de paracetamol al día. Sin embargo, el consumo de alcohol puede provocar que la cantidad diaria de paracetamol necesaria para producir un problema de toxicidad hepática, resulte menor. 

¿Hay algún medicamento que su efecto sea potenciado con la bebida?

Como todos sabemos, el alcohol disminuye la actividad cerebral, lo que se traduce en una pérdida de reflejos, problemas en el habla, descoordinación de movimientos e incluso pérdida de la conciencia y coma. El alcohol potencia los efectos de todos aquellos fármacos que actúan a nivel cerebral, sobre todo de los que disminuyen la actividad neuronal, los que conocemos como sustancias depresoras del sistema nervioso central: benzodiacepinas (diazepam, bromazepam,...), barbitúricos (pentobarbital, tiopental, ...), analgésicos opiáceos (codeína, buprenorfina, morfina,...).

¿Puedo tomar sólo una copa para celebrar fin de año?

El problema no llega a tanto. Salvo los fármacos que pueden generar un efecto antabús o disulfirán, mencionados más arriba, una copa no producirá problemas mayores. Lo importante es el consumo regular. Pero claro, ¿qué es esporádico y qué habitual? ¿Cuánto es mucho y cuánto es poco? Más que por número de copas, habría que tener presente la graduación de alcohol. Con una copa de vino, de unos 100 cc, o un vaso de cerveza, de 200 a 300 cc, no habrá grandes inconvenientes. Y si la copa de un destilado es pequeña, de 50 a 100cc, tampoco. Pero ojo, hay que tener presente todo lo dicho.

¿Existe algún medicamento más idóneo para la resaca?

Sí, pero no se dispensa en farmacias, comprimidos de sentido común: beber alcohol con moderación. Sólo existen protocolos para problemas con el alcohol serios, que consisten básicamente en la administración de glucosa y vitaminas, pero no hay nada para evitar sentirse mal al día siguiente. Ni beber grandes cantidades de agua ni tomar café, ni otros remedios que se pueden encontrar por internet sirven. Hasta que no se vayan eliminando los componentes tóxicos que ha generado el metabolismo del alcohol, no hay nada que hacer para acelerar la recuperación.
Es cierto que, de tomar algún analgésico, se debe evitar el paracetamol, por lo comentado anteriormente, y elegir otro cualquiera. No obstante, estas recomendaciones son más aplicables cuando la ingesta de alcohol y el consumo de medicamentos se hacen de forma recurrente.

¿Qué fármacos se deben evitar después de una borrachera?

"Después de" la intoxicación etílica el hígado ha quedado agotado en su esfuerzo detoxificador etílico. Sin embargo, salvo aquellos fármacos que depriman el sistema nervioso central o los que muestran potencial gastrolesivo, no habría contraindicación formal para ninguno.
No obstante, dependerá de muchos factores y del grado de etilismo alcanzado. Por ejemplo, la ingestión aguda de alcohol incrementa la hipoglucemia (disminución de los niveles de glucosa en sangre) que provoca la ingesta de los fármacos utilizados para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2. Esta interacción puede ser particularmente importante y poner en peligro la vida del paciente.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Pensamiento maravilloso - Bien por esta mujer!!




Ángeles Caso,  Escritora, Inteligente y valiosa mujer, acaba de publicar un artículo con un pensamiento que asombra siendo tan joven todavía, ya que se suele llegar a esta maravillosa realidad personal cuando se está en una "avanzada madurez... casi vejez”.  Como diría Borges, sólo con el tiempo lo aprendes y por lo general cuando ya se te está acabando ....

Aquí va la frase que debería prenderse en todos nosotros porque es la mejor forma de vivir y terminar serena y felizmente nuestro paso por estos lares de Dios.

*Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco*...


Artículo escrito por la periodista Ángeles Caso

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo.

martes, 25 de diciembre de 2012

La reina se vuelve a equivocar



Ya estamos otra vez con la reina y su jueguecito de reunir a toda la familia, aunque sea en Navidad, y de cara a la opinión pública.
Es tremenda la insistencia que tiene para restregarnos a su hija y a su yerno. Qué se cree que porque los saque a pasear se nos van a olvidar todos los desaguisados que han cometido “a la limón”.
Creo que se sigue equivocando porque si lo que quiere es que la familia vuelva a estar unida, me parece muy bien que lo haga como madre, pero como reina su actuación debería ser, como mínimo, de respeto a la ciudadanía y con estas apariciones es lo que menos se aprecia.  Que vayan juntos a los sitios pero  que no tengan el descaro de hacerse fotitos para darnos en los morritos.
Aunque como mucha gente teme, van a salir de rositas, lo que quiere decir que ni irán a la cárcel ni devolverán el dinerito,  eso no evitará que las personas de bien se cabreen más y cada vez la institución monárquica vaya teniendo cada vez menos aceptación.
Señora siga haciendo estas tontunas, que ya veremos cómo acaba todo este lío…. 
 Ah!!!  Fíjense en la cara de Litizia….  No tiene desperdicio.





La Reina asiste con sus nietos, Letizia y las infantas a un musical.
Antes de abandonar el teatro posaron para los medios gráficos.
 

La Reina junto con todos sus nietos, las infantas Elena y Cristina y la princesa de Asturias,  asistieron el sábado por la tarde a una función del musical Sonrisas y lágrimas que se representa en el Teatro Coliseum de Madrid.

Antes de abandonar el teatro y debido a la "supuesta" expectación del público que pasaba por allí, la Reina, con toda su familia, posó en el vestíbulo para los numerosos medios gráficos presentes.

Hace un año, la Reina, los príncipes de Asturias y la infanta Elena también asistieron con los niños en Madrid a un espectáculo en los días previos a la Navidad, en aquel caso a una función del Circo del Sol.