jueves, 29 de noviembre de 2012

Hotel-boutique en Santiago de Chile

Amig@s he visto esta maravilla y no he podido resistir la tentación de compartirlo con vosotros.
Creo que os va a gustar tanto como a mí, así que a esperar la lotería de navidad (aprovechemos este año que no hay que dar la mitad del premio a papá estado) para que podamos hacer este sueño realidad.
Venga: MIREMOS LA FOTO Y DESPUÉS DE LEER TODO LO QUE NOS OFRECE …..   ¡A SOÑAR!!!!






De palacete colonial a escondite 'chic'

Suelos crujientes, techos infinitos, escalera de mármol y hora del té. Es la cara más tradicional del Lastarria, uno de los hoteles-boutique más sugerentes de Santiago de Chile. Se complementa con un moderno jardín vertical y una cata de vinos a pie de su bucólica piscina.


 
“”Es una de esas casonas señoriales con suelos crujientes, techos infinitos y burós en roble y con solera. Pero también se apunta a los murales vanguardistas en el vestíbulo, a los cupcakes más glamourosos para el desayuno (caseros siempre, eso sí) y a los jardines verticales en el bucólico patio trasero. Clasicismo de diseño en uno de los primeros hoteles-boutique de Santiago de Chile, el de Lastarria, levantando en una casa de 1927 en la que moró, durante un buen tiempo, la agencia de noticias española EFE.
La solemne fachada sigue siendo la original. Es más, cada vez que se pinta hay que pedir permiso a las autoridades santiaguinas. Por si a alguien se le ocurre cambiar el color... Dentro, en cambio, la remodelación ha introducido incluso un ascensor, lo que no quita para que muchos sigan tirando de la preciosa escalera de mármol, a consonancia con el suelo a rombos. También llama la atención la lámpara de lágrimas y las baldosas de cerámica estampadas en algunos pasillos y en esa mini-salita para esperar, café en mano.

Excursión a los viñedos

El hotel Lastarria se alza en el barrio capitalino del mismo nombre, cuna de bohemios, artistas y gente guapa en busca de un café chic con terraza, una tienda de anticuarios, una galería o un mercadillo de jóvenes diseñadores en el que igual ofrecen empanadas que un tocado hecho a mano o un bolso de cuero en forma de mariposa.
El toque de color en las 14 habitaciones lo dan las flores naturales o alfombras llamativas
Es el ambiente que cuadra con el hotel. Y eso que, aun estando en el meollo de la movida del barrio, no lo parece, ya que se esconde en una callecita tranquila, semi-oculta casi. De ahí que su piscina al estilo alberca sea lo más parecido a un refugio zen en el que dejar pasar las horas, ya sea dentro del agua, acomodado en la hamaca o apurando una cata de vinos locales.
Es uno de los pluses que puede pedir al Lastarria.
Hay más: clases de polo, excursiones a los copiosos viñedos que rodean Santiago o un día de esquí en alguna estación cercana (si cae en invierno).

Baldosas de cerámica

Dentro del hotel, bastaría con disfrutar del lounge a pie de piscina o de la hora del té acompañada, por ejemplo, de todo tipo de fiambre. O, simplemente, de la habitación. Hay 14 (cuatro suites), sobrias pero acogedoras, alternando paredes claras con muebles oscuros. El toque de color lo dan las alfombras, el cubre-colchón, ese cuadro llamativo o las flores naturales acodadas en una esquina.
Si sobra tiempo, puede hacer algo de ejercicio en el gimnasio, pequeño pero coqueto, o lanzarse a por un masaje premium en el spa. Si es el caso, calma, que también hay servicio de guardería para dilatar el homenaje acuático cuanto haga falta... “”








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